- Lleva usted más de tres años sin perder en España, la última derrota la encajó ante el CN Barcelona en noviembre del 2005. El martes logró en Sevilla su victoria número 106 en España, por solo un empate. Lleva 119 partidos seguidos sin perder. Y, por tanto, ha ganado todo lo que le han puesto por delante desde el 2006: tres Ligas, tres Copas del Rey y tres Supercopas de España.--Primero, todo eso no lo he ganado solo. Segundo, el Atlètic Barceloneta, que tiene 13.000 socios, apuesta por el deporte y por el waterpolo. Tercero, tenemos, sí, el mejor equipo de España. Cuarto, estos chicos son grandes profesionales y, al parecer, nunca tienen suficiente. Y, quinto, lo único que demuestran esos datos es que estamos trabajando bien.
--Sospecho que lo ficharon porque fue el primer tipo que, al frente de un equipo no catalán, nos birló la Liga a los catalanes.--Yo vine becado, de muy joven, a Catalunya, pero enseguida me di cuenta de que lo que quería era entrenar, así que regresé a Zaragoza, mi ciudad, e hice mis pinitos en El Olivar de Zaragoza. Luego, me llamó Joan Jané para ayudarle en la selección y, en 1996, me fui al Canoe de Madrid. Y, sí, en 1999 y en el 2000, quedamos campeones de Liga.
--Y el Barceloneta se compró al mejor y empezó a ganar de un tirón.--No es bueno para ningún deporte que un equipo arrase en todas las competiciones, que gane más de 100 partidos seguidos, sume título tras título y no tenga contestación, aunque empieza a costarnos ganar.
--¿Sí?. --Cuando digo que nos cuesta, me refiero a encontrar la motivación adecuada en cada momento para seguir peleando y no bajar nunca los brazos. En ese sentido, para nosotros cada partido tiene su meta, su reto, y, mientras tengamos objetivos que cumplir, iremos hacia arriba. O nos mantendremos. Este es un equipo con una mentalidad ganadora muy fuerte, poco intoxicado, pero le confieso que hemos estado demasiadas veces a punto de perder. Ha habido bastantes partidos de "uuuuyyyyyyy, casi", pero acabamos ganando.
--Estoy seguro de que ya sabe contra quién va a perder y cuándo. --Pues, no: soy incapaz de pensar en perder. Es más, los muy entendidos, que los hay, me piden que pierda un partido ¡ya!, pero que lo haga contra el adversario más débil, contra alguien que ni siquiera piense que nos podía ganar, para que así no sea el rival quien te gane, sino tú el que pierdes. Eso me parece tan viciado, maquiavélico y antideportivo que he decidido seguir ganando. Perdón, perdón, intentar seguir ganando.
--¿Cómo se imagina al equipo ese día, el día que les derroten?--Supongo que entraremos cabizbajos en el vestuario, se producirán dos minutos de silencio sepulcral, nos cabrearemos como monas y, de inmediato, trataremos de quitarle hierro al asunto, aunque por dentro todos estemos fastidiados.
--¿Y el día después?--Ese sí será un momento importante. Será el momento de volver a levantarse y comenzar una nueva racha. Habrá que analizar puntualmente por qué y cómo hemos perdido --frente a quién, pese a los listillos, no contará mucho-- y averiguar si, en efecto, nos presentamos a ese encuentro sin la motivación suficiente. Porque le digo una cosa: alarmas, alarmas, lo que se conoce como alarmas, se han disparado un montón, pero siempre hemos sabido neutralizarlas, siempre ha habido alguien que, cuando me ha visto preocupado, me ha dicho al oído: "Tranquilo, Santi, que esto lo sacamos adelante". Y, sí, lo han sacado.
--Le voy a decir una cosa: el waterpolo da claustrofobia, aquí dentro, con este calor que te asfixia. Y encima el juego se ve mal y poco.--Yo siempre he dicho que deberíamos devolver el waterpolo a la playa, que es donde surgió. Deberíamos perder algo para ganar mucho, para ganar en atractivo, en vistosidad, en comodidad. Habría que jugar en la playa, como el voley playa, bajo el sol, con esa luminosidad del mar, y no aquí dentro, con gente que llega abrigada y se desabriga, con este vaho. Lo del juego, amigo, ya es más complicado, pues el 50% del juego no se ve, es subterráneo, a no ser que pongas cámaras bajo el agua en plan Juegos Olímpicos.--¿Qué es lo peor de este deporte?--El waterpolo está en el peor sitio y sobrevive gracias a los deportistas, que son todo devoción y coraje. Como deportista de élite, puedes ser profesional o aficionado de verdad; estar en medio es una porquería. Yo, a estos chicos, he de exigirles como profesionales, pero no puedo pagarles como tales. Están algo mejor que los aficionados, sí, pero la exigencia es de profesional. No es justo. El waterpolo es uno de los deportes más puros que existen; es puro romanticismo. La única recompensa que existe es ganar. Y en eso estamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario